Sin progreso real
Tras 17 juegos en 2019, la selección mexicana concluye un nuevo año de mucha actividad y con una racha de 16 victorias -considerando que el juego por Copa Oro ante Costa Rica lo terminó ganando en penales- y una sola derrota bajo la gestión de Gerardo Martino.
Un año en el cual muchos se irán con los viejos discursos de un nuevo proceso y un nuevo proyecto. Nuevas caras respecto a las convocatorias y una nueva idea a imponer, que está en manos de el entrenador argentino.
Otros con los números en mano justificarán lo exitosa que puede considerarse esta nueva gestión, con muchas victorias y solo una derrota, por mucho que ésta haya sido ante el único rival de verdadera jerarquía que enfrentó el Tri.
La realidad simplemente sitúa al combinado nacional en la misma zona en donde muchas veces se ha encontrado con un nuevo ciclo mundialista por arrancar. Si bien Rusia fue en verano del 2018, se esperaron hasta 2019 para nombrar a un nuevo ente que deberá, en el mejor de los casos, dirigir todo el proyecto de selección mexicana al menos hasta Qatar 2022.
Hubo prudencia al elegir al entrenador en cuestión. Se generó polémica por no usar a estrategas nacionales y recurrir a uno extranjero, dandole un golpe de realidad directo a todo el gremio de entrenadores nacionales, que hoy no tienen un nivel que convenza para llevarlos a selección mexicana.
Gerardo Martino fue una apuesta prudente. De todos modos los discursos de que ninguna selección ha campeonado con un estratega extranjero no aplican para México. Nuestro tope aunque sea extraoficialmente sigue siendo un mediocre quinto juego y solo a eso apuesto y apostará el futbol mexicano hasta que no se haga realidad.
No se está para buscar un campeonato mundial. No basta con dar un discurso ambiguo e infantil de imaginar cosas chingonas. Pero es la realidad de un equipo aburguesado, mimado en muchos aspectos y que en el realmente importante solo da destellos de brillantes, que se diluyen con muchos otros juegos de pesadilla.
El proyecto con el "Tata" busca principalmente estabilidad y en el mejor de los casos simplemente asemejar lo hecho en Rusia. Se trajo a un personaje sobrio, pero que así como el Tri, que estaba urgido por un nuevo reto y cierto protagonismo.
Por lo deportivo se encontrará con las mismas limitantes que los que le antecedieron. Un futbol en donde la materia prima de buen nivel escasea, donde no hay tanto material exportado al mejor futbol del mundo -Europa- y en el cual en el medio local lo poco brillante es irregular y no sobra en las zonas en donde el juego se disfruta más.
Sobre el cambio generacional se ha mantenido coherente con la situación mexicana. Esta generación apodada por muchos como la "dorada" o de mayor talento en muchos sentidos ya va de salida en el cuadro nacional. Habiendo fracasado en Brasil y en Rusia -y unos cuantos desde Sudáfrica 2010-, tampoco es como para que vayan a ser extrañados.
Lograron lo mismo que otras generaciones e incluso hicieron sufrir más al aficionado nacional que otras en el pasado. Perdieron la hegemonía en la zona, aunque ciertamente México nunca la ha sabido explotar y hacer respetar.
Le dieron la peor humillación a la camiseta verde con una derrota histórica, pero con todo y esas agravantes continuaron conquistando la compleja Copa Oro.
Demeritar el 2019 por la derrota ante Argentina en tan solo 45 minutos es tan exagerado como decir que el cuadro mexicano tuvo un año muy bueno con 16 victorias. Es el equipo nacional que más partidos juega al año y el que menos juega en territorio propio. Es una selección que genera alrededor de 300 MDD -millones de dólares- en año mundialista y que por seis juegos en Estados Unidos representa ganancias de 50 MDD.
Encajonados a tener que eliminarse en la peor zona geográfica y por ende en la peor confederación -Concacaf-, al tri solo le queda seguir enriqueciéndose con patrocinios lujosos y una situación que le permite explotar dos mercados, siendo el norteamericano el de mayores beneficios, por el cambio a dólar y lo que esto representa en México.
Sobre el aspecto deportivo la cosa no cambiará. El futbol mexicano necesita cambios reales de raíz para mejorar en el contexto local y que eso le de como resultado un cambio real en selección mexicana. Seguirán vendiendo las ideas ambiguas de procesos e innovación, pero en el campo se seguirá viendo reflejada la realidad del equipo tricolor.
En sí, estamos viendo una realidad que potencia a una selección más tóxica, que esperanzadora. Poco a poco han ido creciendo los escándalos como muchas de las figuras nacionales. Es la nueva asignatura de esta nueva gestión, que tendrá que arreglar y equilibrar todo el poder que el futbolista mexicano ha ganado en estos últimos años sin verdaderos logros en la cancha.
Por lo demás, solo nos quedará disfrutar estos juegos de horro en la copia de la Nations League, que inventaron en Europa y que la Concacaf implementó como mal chiste, pero que sin duda ayuda a esos pequeños países a mejorar su futbol. A México le estorba, pero decir que podría aprovechar esas fechas para juegos de preparación sería mentir también, porque el tri nunca ha sabido aprovechar esas circunstancias.
Un buen 2019 a secas. Un proyecto bajo Martino que se ve interesante pero que solo será aspiracional un nuevo episodio de la tragicomedia que representa el tri en su búsqueda por un quinto juego mundialista. Simplemente se pasó otro año más sin un progreso real.
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