Medidas drásticas
Tras los nuevos hechos de racismo suscitados el fin de semana en el juego entre el Hellas Verona y el Brescia, en donde fanáticos del conjunto gialloblú -Verona- insultaron de forma constante al atacante italiano Mario Balotelli, al punto de que éste último amenazó con dejar el juego, tras las constantes faltas de respeto con una directa connotación racial.
Ante esto la Serie A por fin ha dado una muestra medianamente decente para combatir un problema, que si bien aqueja hoy en gran parte del mundo, en el futbol se ha visto en mayor medida en la liga italiana con diversas muestras de racismo para jugadores en particular y de distintos equipos.
Fácilmente podríamos sumar a lo acontecido con Balotelli los casos de Koulibaly, Lukaku, Matuidi, Kean, Kessié, Dalert o Muntari y todos estos serían casos relativamente recientes -esta campaña o la pasada-, pero hasta el momento no ha habido un castigo digno del problema social que se refleja en muchos de los encuentros del calcio italiano.
El castigo para esta último episodio ha sido el veto parcial por un juego al estadio de Verona y la suspensión de 11 años a uno de sus ultras -"fanáticos" radicales-, más la obvia multa económica, que en general de nada han servido para atacar esta problemática a nivel mundial.
Medidas como la aplicada al Hellas Verona no son la verdadera solución que el futbol necesita. Más allá de que esto sea un problema social, que simplemente se refleja en un evento masivo, el futbol lleva años lanzando continuas campañas en contra de cualquier tipo de hecho racista.
De nada sirve que los jugadores se tomen una foto grupal con un lema de "no al racismo" si este no se ve acompañado de verdadera unión. En muchos casos en donde un jugador que ha sido insultado y ha querido responder -ya sea amenazando con retirarse del campo o encarándolos desde el mismo- no ha visto apoyo alguno ni desde sus compañeros ni sus otros colegas.
El futbolista mismo sigue sin ser consciente del problema que hay de racismo y que en ligas como la italiana se ha solapado y se ha dejado incrementar sin tomar medidas ejemplares.
Hoy sigue siendo objeto de análisis el caso británico y la violencia que generaron los "hooligans" por toda Europa. Tuvieron que pasar tragedias reales para que el futbol británico accionara de forma ejemplar y con ello erradicaron a estas bandas de pseudo aficionados que únicamente iban a los juegos a golpear a otras personas.
¿Qué medidas debería tomar el futbol ante estos actos?
La respuesta es simple. Se debe comenzar a vetar de por vida a todo aquel que no entienda que el racismo no tiene cabida en el futbol. A los grupos radicales de pseudo aficionados se les debe acreditar y certificar para tener un control claro de los mismos con el fin de saber identificarlos cuando desde estos sectores se produzcan estos actos de violencia.
Ya no basta con castigar las finanzas de los clubes. Se tiene que actuar parejo con cada equipo y solo así se obtendrán resultados positivos. Con todo y que el futbol italiano lleva años teniendo problemas claros de asistencia, no se pueden dar el lujo de permitirle la entrada esta clase de personas cuyo objetivo es otro que el de solo disfrutar de un evento deportivo.
Se requieren medidas drásticas pero también hacer conscientes a todos los involucrados -jugadores, entrenadores y directivos-, de que este es un problema de todos y no solo de unos cuantos jugadores.
Si desde la sociedad y sus distintos órganos se ha fallado en el combate al racismo, el futbol puede y debe poner un ejemplo que sirva para darle fin a un problema latente que no debería de culturizarse a modo de justificación en ningún lugar.
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