¿Más que un club o un club más?
Tras haber concluido este verano con grandes historias relacionadas al futbol y sus numerosas crisis entre las que destaca el derroche exagerado de dinero por futbolistas, caemos en la necesidad de hablar sobre un club de la élite mundial que en el pasado reciente ha traicionado sus filosofías y que hoy, sufriendo tanto en lo directivo como en lo deportivo, nos hace pensar que su época dorada solamente les sirvió para vender demagogia barata.
Més que un club (como se pronuncia en catalán), durante este apogeo culé de la última década en el balompié mundial, les ha sido de mucha utilidad para llegar a cada rincón del mundo. Frase icónica usada por primera vez en 1968 por Narcís de Carreras con estricto sentido político, ha sido el emblema de la institución catalana que por años se ha querido denominar como algo más que una sociedad deportiva, respetando la idea original de su fundador, Joan Gamper, quien quería con su club la promoción y la participación en las actividades sociales, culturales, artísticas, científicas o recreativas adecuadas y necesarias para mantener la representatividad y la proyección pública de que disfruta el club, fruto de una tradición permanente de fidelidad y servicio a los socios, a los ciudadanos y a Cataluña. (Estatutos del F.C. Barcelona 2013)
Temas románticos que a todo fan enamoran por la idea de pertenecer a un club que busca más que un arraigo que lo ligue a meros temas deportivos. Una idiosincrasia pura que los una tanto a las raíces catalanas del club, como a la idea deportiva de un equipo que respete al futbol por completo.
Si bien es cierto que en la última década hemos sido testigos de grandes hazañas deportivas de los culés, esa generación dorada encabezada por Lionel Messi, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Carles Puyol y Gerard Piqué por mencionar algunos, evidentemente puede considerarse como un golpe de suerte que muchos otros equipos en diferentes épocas han tenido.
La "filosofía Barca" que se puede decir llegó con Johan Cruyff en los años 90, fue un impulso que hoy los "fanáticos desde la cuna" protegen cómo si se tratase de una idea completamente catalana, sin saber que es un modelo que el propio Johan explotó de una de las mejores escuelas de futbol (Holanda) y en cierto modo al retirarse de las canchas, la vendió a los mejores postores. En Barcelona se adoptó y ya ha consagrado a diversos técnicos hoy en día por respetar ese modo de desarrollar el futbol, pero lamentamos decirles que no descubrieron el hilo negro de este deporte.
A pesar de esto y tras grandes años repletos de éxitos como el "sextete" o los ya de por sí muy meritorios "tripletes", estas filosofías han quedado en evidencia en varios sentidos que reflejan una bipolaridad en la entidad culé que hoy no sabe si interactuar como el futbol moderno lo exige para seguir en lo más alto o respetar una idea que en los años de gloria servía como un negocio muy lucrativo.
Iniciar por algo básico como la indumentaria libre de sponsors para muchos sonaría ridículo, pero en el estricto sentido de un equipo que "respeta" sus costumbres, resultaba irónico que en esta gran época blaugrana se dejaran seducir por los patrocinadores en 2006 para venderse en primera instancia a Unicef (que inicialmente se aplaudió por apoyar a la juventud), pero posteriormente y de forma radical los sedujo el imperio que hoy sostiene Qatar con sus múltiples empresas y actualmente Rakuten (el Amazon de Japón).
No hay nada malo en buscar ingresos económicos por esos medios, pero ¿no hubiese sido más emblemático hacer lo mismo que el Athletic de Bilbao cuyos patrocinadores son principalmente del país vasco? Sobretodo cuando en contadas ocaciones se han mostrado fervientes promotores de la identidad catalana.
Con respecto a su academia nos topamos con otra terrible pero cierta mentira. Si hay un gran pecado del cual podemos culpar al Barcelona y a múltiples de sus fanáticos hoy es sobre la supuesta "mejor cantera" del mundo. Para esto caemos nuevamente en el tema de su generación dorada. En efecto, fue una combinación de grandes jugadores, quizá los mejores de sus respectivas posiciones en su mejor tiempo, asociados a técnicos que comprendían una filosofía que llevaba años puliéndose en el equipo para hacer una gran historia durante al menos una década.
El problema radica en el hoy. Actualmente la única estrella blaugrana con proyecciones reales a convertirse en referente de su club es Gerard Deulofeu. Por su puesto han pasado ya Tello, Cuenca, Muniesa, Ramírez, Montoya, ICARDI e incluso hasta Gio Dos Santos (para que no se sientan los mexicanos) y ninguno logró consagrarse. Muchos justificarán a la mayoría de los casos de haber fracasado por, precisamente, vivir en la mejor época en la historia del club, pero en posiciones específicas el Barcelona ha demostrado durante años no ser capaz ni de fichar a los jugadores adecuados ni de producir de su propia academia jugadores interesantes.
Vale la pena recordar la clase de fichajes que el conjunto catalán ha realizado para ser de los mejores en el mundo, con al menos 12 de sus últimas 21 contrataciones en zonas del medio campo a la ofensiva con nombres como Neymar (se fue), Song, Rakitic, Suárez, Vidal, Turan, Denis, Alcácer, Gomes, Deulofeu, Paulinho y Dembélé.
Incluso en la parte defensiva, han ido de fracaso en fracaso al momento de reforzarse y por ende la academia ha quedado en el olvido en este departamento. Difícil de entender como la mejor escuela de futbol en el mundo ha gastando en sus últimos 21 fichajes más de 600 mde.
Con un Iniesta en sus últimos días, un Piqué enfocado más en lo extra cancha que en retomar su mejor nivel y un Messi que no puede resolver todo siempre, este Barcelona encara un año lleno de cuestionamientos. La salida de Neymar deja nuevas preguntas entre las cuales la principal de ellas es simple, ¿sigue siendo el Barcelona de las principales ambiciones de todo futbolista?
En efecto hemos tenido al menos diez años de un futbol maravilloso. Una forma de desarrollar y perfeccionar un estilo que respeta al futbol mismo y que ha enamorado a chicos y grandes. Un equipo histórico que ha puesto su nombre en alto con una serie de temporadas épicas, con resultados icónicos y con jugadores que quedarán entre los mejores de todos los tiempos.
Pero por increíble que suene hoy el Barcelona tiene una prueba que difícilmente aprobará. Su cantera está olvidada. A nivel directivo históricamente siempre han terminado peleados los presidentes con la afición. El equipo se ha hecho veterano. Los recambios no convencen. Se ha dejado de apostar por gente verdaderamente "de la casa".
La "filosofía Barca" pende de un hilo principalmente por no haberla preservado y perfeccionado en sus épocas de gloria, ya que sólo supieron vender la idea de de ser algo más que un club y que hoy dista mucho de ser verdad.
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