Sin más tango

Vivir bajo la sombra de demasiados genios que han portado el número diez o que han eclipsado el futbol en todo un país parecía ya algo importante para sortear. En un equipo en el que han dejado su marca Mario Kempes, Gabriel Batistuta o un Juan Román Riquelme para los más contemporáneos -dando por hecho que Maradona también está siempre en todas las comparaciones-, sobresalir con la albiceleste es algo difícil de conseguir.

Pero Lionel Messi no fracasó. Máximo goleador con Argentina y unos de los máximos ídolos indiscutibles que ha aportado el futbol a nivel mundial no se puede discutir. Recriminarlo por lo que hace o deja de hacer en el campo es absurdo, cuando a millones de personas ha maravillado con sus goles, sus asistencias o su manera de controlar y construir con el balón.

Sin embargo, al parecer una medalla de oro en juegos olímpicos es muy poco para una vitrina albiceleste que siempre se ilusionó con el genio blaugrana. Tanto el argentino como el aficionado en general no supo distinguir entre una selección y un club.

Ahí siempre estuvo la barrera que la selección argentina nunca supo descifrar con Messi al mando.

Se podría hablar de jugadores. Comparar a Di María o Agüero e incluso a Otamendi y a Banega con Iniesta, Suárez, Piqué o Busquets resulta ser lo más fácil para quienes buscan respuestas simples. La realidad es que ese nunca ha sido el verdadero problema de la selección albiceleste. Querer emular lo que hace Messi con el Barcelona ha sido su gran pecado y con eso han pagado tales fracasos en torneos internacionales.


Cierto es que fueron subcampeones en Brasil 2014 y subcampeones dos veces consecutivamente de Copa América en el pasado reciente, pero el futbol en conjunto que han desempeñado nunca ha ido de la mano con las expectativas ni el nivel que se le ha adjudicado al plantel argentino.

En la parte estratégica ha sido lo mismo. Se cuestionan a los técnicos en curso y se demeritan sus capacidades más que nada por los resultados. En si tampoco se equivocan del todo. Si Argentina no juega bien o no gana los torneos son fracasos absolutos, aunque esta escasez parte desde lo básico que no han querido cuestionarse.

Una de las realidades de esta crisis y por muy básicas que suene es la carencia de un proyecto desde las bases del futbol argentino. Basta con escuchar algunos conceptos que en repetidas ocasiones ha dado César Luis Menotti para entender la situación actual de la albiceleste.

La selección argentina se ha convertido en un negocio muy lucrativo parta los dirigentes de la AFA -Asociación de Fútbol Argentino-. Basta con ver esta última fecha FIFA en la cual se llevaron el Superclásico de las Américas en su centenario a Arabia Saudita, para comprender las prioridades de los directivos a cargo.

Se ha dejado de trabajar desde las bases de manera conjunta y parece ser que los directos a cargo solo saben contratar entrenadores creyendo que con eso los resultados en el campo se darán.


A nivel deportivo los cambios han sido aún mayores. El futbol europeo ha afectado en cierta modo el desarrollo del balompié sudamericano y tal parece que Argentina ha resultado la más perjudicada. El futbol argentino ha perdido su esencia. Producen la misma cantidad de futbolistas talentosos de siempre, pero incluso estos han dejado de practicar el futbol que antes se jugaba.

Han intentado emular estilos más europeos cuando el futbol argentino tenía su estilo y filosofía propia. Incluso a nivel directivo los entrenadores hoy se han guiado más por los contratos lucrativos que por la verdadera formación de talento. El error más grave y simple que han cometido a nivel cancha, es depender de un jugador cuando las ideas y el estilo no han sido ni practicadas ni visualizadas.

El conjunto argentino hoy juega a colocar a once jugadores para que en términos individuales éstos intenten solucionar los partidos. Con Messi hay un "plus" a esta idea vaga de juego, pero sin él es más evidente el escaso trabajo que existe en esta selección.

A nivel estrictamente futbolístico la carencia más palpable de este equipo es el estilo. Por nombres  no pasa el problema estrictamente. Incluso se podría decir que este equipo lleva tiempo intentando mezclar dos estilos o escuelas argentinas tan en contra una de la otra, como lo sería el "menottismo" y el "bilardismo". Y es que hoy vemos equipos albicelestes con tácticas muy marcadas, con cierta idea de posesión del balón, pero que incluso dependiendo de su rival tienden a un futbol más reactivo que propositivo.

Lo único claro al ver hoy por hoy a Argentina es que no hay una idea clara de juego ni por parte de los entrenadores ni por parte de los artífices del juego.

Contra algunos equipos -en su mayoría de menor calidad- es fácil ver el poder y la calidad individual de sus jugadores, pero en partidos cerrados, la táctica bilardista y el estilo "resultadista" se apodera de un equipo que por talento individual tendría mucho más futbol que ofrecer.


En el aspecto táctico en múltiples ocasiones hemos visto a una Argentina que pareciera intenta copiar de manera forzada lo que hace España o el mismo Barcelona para intentar aprovechar a Messi en el campo, pero no ha resultado efectivo, ni cercano ninguno de sus experimentos y tristemente el más criticado ha sido quien más le ha entregado al futbol como lo es Lionel... Aunque cabe destacar que él tampoco ha hecho grandes cosas por evitar esta crisis e incluso se le ha vinculado con la elección de jugadores para ciertas convocatorias. 

Algunos jugadores han sido convocados por sus relaciones con el capitán más allá de su rendimiento en el campo e incluso han dejado de convocar a otros por no pertenecer a estos grupos de futbolistas que en el terreno de juego han fallado en momentos cruciales, así que tampoco podemos considerar a Messi como la gran víctima, cuando muchos personajes del medio mencionan cierto control de la "pulga" en la toma de decisiones del equipo nacional argentino. Jugar en Europa pesa demasiado cuando en el futbol local también hay jugadores con nivel suficiente para ser considerados por encima de algunos que juegan en occidente.

Y pese a todo análisis posible no parece haber grandes cambios.

El problema del futbol argentino y de su selección parte de las bases. Esas en las que no han querido trabajar y en las que siguen creyendo que no hay problema. No hay proyectos claros que partan desde la formación de jugadores. Hoy al talento joven lo ven como negocio de exportación, no importándoles el futuro mismo del jugador. 

Se sigue pensando que el futbol argentino por la cantidad y calidad de jugadores que produce puede obtener resultados interesantes a nivel de combinados nacionales, pero la cantera solo se ha dedicado a producir jugadores en el pasado reciente. Poco se ha trabajado en cuanto a ideas que puedan explotar el talento argentino. Los combinados albicelestes no juegan simple como uno supondría cuando están repletos de talento individual. Dependen mucho de lo táctico cuando históricamente eso no los ha caracterizado y cuando el talento ha fallado, ni siquiera el coraje u orgullo propio que siempre ha existido en Sudamérica ha sobresalido.

Culpar a un jugador por los resultados negativos es fácil cuando no se quiere apreciar todo el contexto que lo rodea.  La selección argentina vive un momento complicado debido a tantos fracaso continuos sin una idea clara para ir a futuro, pero solo verlo como un problema de la selección es y será la gran incógnita de una equipo que se ha quedado sin más tango.













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