Un descenso mediocre

Cada año el futbol profesional entrega historias de gran relevancia para el espectador en general y que muchas veces son casi equiparables con la obtención de un título, aunque ningún trofeo esté de por medio. El tema de la permanencia en cada una de las categorías del futbol profesional siempre da de qué hablar. En la mayoría de los casos el descenso de primera división a segunda resulta ser el más interesante y aunque existen casos de evidente manejo de intereses, el futbol ha demostrado que cualquiera puede sufrir esta problemática.

El caso mexicano no es la excepción. Con la singularidad que maneja el futbol mexicano para retratar tantos males que existen en su sociedad, el tema del descenso no se queda atrás habiendo dejado una historia digna del recuerdo durante le recién acabado torneo Apertura 2017.

Al copiar el mismo sistema diseñado por el balompié argentino que premia la mediocridad y protege a los denominados "grandes" con un porcentaje que les permite durante tres años que los equipos solventen temporadas irregulares en lugar de descender como en prácticamente todas las ligas reconocidas a nivel mundial en las cuales se van los últimos lugares de la tabla general.

Como bien sabrán el descendido este año fue Jaguares de Chiapas, equipo que nunca ha entregado grandes cuentas al futbol mexicano salvo casos excepcionales como haber tenido a algunos jugadores de cierto nivel o renombre en sus filas (Jackson Martínez o Salvador Cabañas entre otros pocos).

Equipo manchado por la mediocridad que impera en este futbol, nunca aspiró a algo en concreto. Se mantuvo durante años con una visión meramente comercial que consistía en traer jugadores extranjeros y luego venderlos a equipos con aspiraciones deportivas reales en precios más elevados. De igual manera en los últimos años se vio envuelto en escándalos extra deportivos principalmente por su dueño, Carlos López Chargoy (de quien hace unos años atrás hablamos en específico), que como buen dueño caprichoso que cree poder sostener a un equipo de primera división en una de las ligas más poderosas a nivel económico en el continente, se quedó sin dinero para pagarle a sus empleados.

Sin más preámbulos lo que sucedió muchos lo saben. Chiapas perdió la categoría en el último partido a costa de Monarcas Morelia que ganó en el minuto 90 a Rayados de Monterrey avivando una factible teoría de manejo de intereses ya que Monarcas milagrosamente derrotó en sus últimos dos partidos a Rayados y Pumas, equipos que en su momento golearon a Chiapas, dejando entre ver que vale más un equipo que tiene por dueño a una de las principales televisoras en México (TV Azteca), a uno que ni a sus
jugadores les paga

Si bien son meras suposiciones también podemos enfocarnos en lo realizado el último año por Chiapas, que tras 34 partidos solamente lograron acumular 28 paupérrimos puntos con siete victorias, siete empates y 20 derrotas.

A esto le sumamos una contratación exagerada de jugadores no formados en México (16) y un director técnico como Sergio Bueno, siempre capaz de conseguir trabajo en equipos con problemas de descenso. En fin un proyecto sin idea, poco estable y que hoy deja la primera división y que como en el pasado a San Luis, Irapuato, Celaya o Neza, difícilmente volveremos a saber de ellos en el máximo circuito del futbol azteca.

Para el siguiente año futbolístico ya hay  un nuevo integrante en la LigaMx que son los Lobos BUAP de Puebla, que sin grandes nombres o estilo de juego llegan al máximo circuito para tratar de solventar el reto de mantenerse, cosa que muy pocos equipos en los últimos años han logrado (León, Veracruz Xolos y Necaxa) y que deberá hacerlo sin un gran sustento económico, por lo que su aparición podría resultar un simple sueño que culminará en mayo del próximo año.

Así es como esta diseñada esta parte del futbol nacional. Con el objetivo de proteger a los equipos con relativo poder, dejando a los conjuntos del montón y sobre todo al recién ascendido con el gran problema de enfrentarse no sólo a un deporte que casi nunca apuesta a futuro, sino  también al sistema de eliminación que provoca que la mayoría se conviertan equipos resultadistas, que no trabajan sus fuerzas básicas y por ende apuestan al jugador foráneo y al juego poco atractivo. Pero sigue siendo esto un espectáculo.

A pesar de lo mencionado anteriormente ¿serviría de algo cambiar el formato de descenso en México?

De manera obvia sí. Eliminando el porcentaje que premia la mediocridad durante tres años obligaría a cada equipo a mejorar año con año ante la latente posibilidad de perder la categoría.

Permitiría también trabajos a mediano y largo plazo, evitando despidos a tan sólo cuatro o cinco jornadas.

Se trabajaría de mejor forma en fuerzas básicas al darle el mismo interés a todos los equipos por no descender.

Se le daría mayor credibilidad a un futbol mexicano repleto de corrupción, manejo de intereses y que protege a quienes más les conviene.

En fin, una mera utopía que difícilmente se hará realidad, pero igual de factible como lo es un quinto partido en un mundial si se trabajara con seriedad.





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