El verdadero culpable

En medio de pandemia y la crisis sanitaria que aqueja al mundo, el futbol mexicano se las ha arreglado las últimas semanas para seguir cosechando escándalos de forma continua y colocando por encima de todo a los intereses financieros que estas decisiones han conllevado.

El más reciente se oficializó hace unas horas con la mudanza del equipo de Monarcas Morelia al Estado de Sinaloa y con mayor precisión al puerto de Mazatlán, que tendrá efecto para el próximo torneo -Apertura 2020-, siempre y cuando los demás dueños del balompié nacional estén de acuerdo con el cambio -cosa que está más que definida-.

Aunque podamos hablar de los aspectos románticos que hoy han aplastado con esta decisión como lo es hoy una afición de Morelia que se queda huérfana y sin ningún consuelo, hay que aceptar que como entes privados -que son los que rigen el futbol profesional en el país-, ellos pueden decidir lo que quieran para sus instituciones ya que al fin y al cabo, son sus negocios y su interés principal es el beneficio monetario, con todo y que estén ligados al sector del entretenimiento.

Dicho esto, es más que entendible la decisión que hoy toma Grupo Salinas, dueño del hoy extinto Monarcas Morelia. Tomaron una decisión basada en el dinero y quienes se aprecien de tener un negocio por muy grande, mediano o pequeño que sea, lo deberían entender. 

Al final de cuentas estamos hablando de un club que como muchos otros de lo único que podía presumir era de una historia medianamente aceptable -70 años de existencia, que cumpliría este 4 de junio- y en resumidas cuentas un mote de equipo histórico en el futbol mexicano, ya que por resultados y triunfos deportivos solo podía presumir un título de liga -2000- y uno de CopaMx -2013-.

Pero de todo esto hay un aspecto en particular del cual debería hablarse con mayor detenimiento. Con forme se dio a conocer el rumor que hoy se formalizó sobre la mudanza, también ha surgido una teoría que el mismo gobernador de Sinaloa -Quirino Ordaz- en cierto modo ha dado a pensar que es cierta y es que se ha manejado en diversos medios deportivos, que el gran problema que surgió para que Grupo Salinas decidiera mover a su equipo de un Estado a otro es principalmente porque el apoyo gubernamental en Morelia había disminuido con el paso de los años.

El hoy gobernador de Sinaloa ha prometido que buscará generar un comodato que dure 5 años para que el nuevo equipo en Mazatlán pueda operar y entre los bienes inmuebles evidentemente destaca el estadio de futbol de recién creación que le costó a esa administración alrededor de 460 millones de pesos. 

Este comodato que busca el gobierno estatal y Grupo Salinas le daría el beneficio a este último grupo de tener instalaciones de recién creación por 5 años, que es el plazo mínimo que pide dentro de sus estatutos el futbol mexicano para cualquier nueva franquicia o nueva sede. 

El problema radica en el mediano y largo plazo. Porque si ya son conocidos por ser un grupo que no sabe tener éxito en el futbol mexicano -recordando que así como con Morelia, fueron dueños también del Atlas- y son un grupo mayormente conocido por dirigir de manera paupérrima a sus equipos de futbol. 

¿Quién le asegura hoy a la gente de Mazatlán que este grupo podrá sostener a una franquicia de futbol pasando esos 5 años?

De entrada al actual gobernador le queda solo hasta el 2021 como jefe del ejecutivo de dicho Estado. Nadie sabe cómo tomará el próximo gobierno la presencia de un ente privado que hace uso de instalaciones hechas con dinero público luego de los 5 años, -si logran el acuerdo que hoy plantean como comodato-y sino bajo qué términos seguiría apoyando el gobierno al club.

La realidad es que hoy a costa de los sentimientos de todo un Estado han tomado la decisión de llevarse 70 años de historia a otro lugar. Se entiende la visión que intentan generar con este cambio los empresarios en cuestión, pero su misma historia nos ha enseñado que no saben tener éxito en el futbol mexicano. 

Podemos esperar de este nuevo equipo de Mazatlán algo muy parecido a lo que llegó a ser Morelia aunque con el peso de no tener historia, no tener arraigo en la gente y sobretodo, tener detrás de ellos a un consorcio que es ejemplo de fracaso en el futbol mexicano.

Lamentable historia que vuelve a suscitarse en el futbol mexicano, que durante esta pandemia han dejado claro que sus intereses a mediano y largo plazo únicamente tienen como fin el beneficio económico, por encima del deportivo. Con demagogia barata y reutilizable que siempre suena bonita con palabras como desarrollo, proyección, infraestructura y cualquier palabra que escuchen de forma recurrente por quienes dirigen el futbol nacional.

Monarcas Morelia quizás no tuvo el impacto deseado como lo tienen clubes con la misma gloria deportiva aunque con mayor arraigo en su afición -como Atlas, Xolos, Querétaro o Puebla-, pero los responsables reales son aquellos que desde 1996 que adquirieron al club, no lograron establecerlo como un equipo con presencia en el contexto nacional y que hoy irónicamente son los mismos que buscan al cambiar de sede, como si fuese una telenovela, que estos nuevos aires les ayuden a hacer bien su labor. 






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